El miércoles de 17 de diciembre de 2014 pasará a la historia. El presidente de Estados Unidos Barack Obama anunció al mundo la reanudación de relaciones diplomáticas entre su país y Cuba, derribando de esta manera el último muro que permanecía intacto desde de la llamada ‘Guerra Fría’. La decisión cambiará muchas cosas, incluso en el beisbol de Grandes Ligas y la forma de contratación de peloteros provenientes de la isla.
En su discurso, el presidente Obama justificó de manera contundente la medida que adoptó, al afirmar que «en el cambio más significativo de nuestra política en más de cincuenta años, terminaremos con un enfoque obsoleto que por décadas fracasó en promover nuestros intereses y, en cambio, comenzaremos a normalizar la relación entre los dos países».
Obama se refirió al orgullo que siente por el apoyo que ha dado Estados Unidos a la democracia y los derechos humanos en Cuba, pero subrayó que «se ha hecho principalmente a través de políticas dirigidas a aislar a la isla», las cuales destacó que se originaron con la mejor intención, pero también reconoció que «han tenido muy poco efecto fuera de otorgarle al gobierno cubano una lógica para aplicar estas restricciones sobre su propia gente».
Al final de su alocución, el presidente Obama pronunció tres palabras que jamás había escuchado a ningún mandatario estadounidense: «todos somos americanos», y lo más resaltante es que las dijo en español. Sin duda, un claro mensaje para América Latina. Quería reseñar este acontecimiento antes de abordar el tema del beisbol, por la relación que existe con el actual mecanismo para la contratación de jugadores cubanos.
El bloqueo y los peloteros
Ante todo debo decir que hasta levantarse el bloqueo que aún persiste contra el régimen comunista del país antillano, la contratación de jugadores de la isla por parte de los equipos de Grandes Ligas no cambiará mucho al menos en los próximos dos años, pero cuando se coloque el punto final a esa sanción las reglas serán más claras y los propios clubes saldrán beneficiados. Más adelante te explico la razón de esta afirmación.
Debido al embargo comercial impuesto por Estados Unidos, un pelotero que deserta de Cuba (en ese país no hay beisbol profesional desde 1960) tiene que obtener una licencia del Departamento de la Tesorería, mediante la Oficina de Control de Activos Extranjeros, para estar en capacidad de ser firmado por un equipo de la Major League Baseball (MLB).
Eso puede ser un obstáculo, pero en cierta forma también resulta beneficioso para los jugadores cubanos que llegan como desertores a Estados Unidos, porque están exentos de los límites del draft amateur. Ellos establecen una residencia en el país y firman contratos millonarios. Sin ir muy lejos, los dos últimos han sido para el outfielder Rusney Castillo (foto) de los Medias Rojas de Boston (seis temporadas y 72.5 millones de dólares) y el otorgado al guardabosque Yasmany Tomás por parte de los Diamondbacks de Arizona (seis años y $68.5 millones).
Inversión y resultados
Hasta la temporada 2014, puedo decir que la inversión en peloteros cubanos ha tenido mayor impacto mediático que resultados en el terreno de juego. El mejor ejemplo lo encontramos en el jardinero de los Dodgers de Los Ángeles Yasiel Puig, quien generó muchísimas expectativas y acaparó excesiva atención de los medios, para finalmente conectar sólo 16 jonrones en 640 apariciones al plato, tres de ellos en sus últimos 49 juegos. Horrible para un hombre que cobró casi cuatro millones de dólares en el citado año.
Con un salario de sólo 1.250.000 dólares, el intermedista venezolano José Altuve (Astros de Houston), de tan sólo 1.65 metros de estatura (5′ 5″ en pies), ganó el título de bateo en la Liga Americana con el mayor average (.341) de Grandes Ligas en 2014, además de liderar ese circuito en hits conectados (225) y en bases robadas (56).
Entretanto, el jardinero estadounidense Mike Trout (Angelinos de Los Ángeles), quien devengó únicamente $1.000.000 en 2014, fue electo Jugador Más Valioso de la misma Liga Americana, tras descargar 36 jonrones y encabezar los departamentos de empujadas (111) y carreras anotadas (115). Hay que recordar que Trout firmó mediante el draft colegial de 2009, como número 25 de la primera ronda.
Ahora fíjate muy bien en la comparación que presento a continuación, entre la productividad ofensiva de Trout con las de Puig y Yoenis Céspedes, por el dinero en millones de dólares de cada uno de sus contratos.
Mike Trout (outfielder)
Entre 2013 y 2014, obtuvo salario global de 1.510.000 dólares.
Sumando las dos campañas bateó 363 hits, incluyendo 78 dobles y 63 jonrones, anotó 224 carreras, empujó 208 y robó 49, en ambas temporadas con los Angelinos de Los Ángeles.
Yasiel Puig (outfielder)
Entre 2013 y 2014, obtuvo salario global de 7.428.000 dólares ($5.918.000 más que Trout).
Sumando las dos campañas bateó 287 hits, incluyendo 58 dobles y 35 jonrones, anotó 158 carreras, empujó 118 y robó 22, en ambas temporadas con los Dodgers de Los Ángeles.
Yoenis Céspedes (outfielder)
Entre 2013 y 2014, obtuvo salario global de 19.000.000 dólares ($17.490.000 más que Trout).
Sumando las dos campañas bateó 283 hits, incluyendo 57 dobles y 48 jonrones, anotó 163 carreras, empujó 180 y robó 14, en la primera de esas temporadas con los Atléticos de Oakland, y en la segunda compartida con este club y los Medias Rojas de Boston. En 2015 jugará con los Tigres de Detroit.