Lapso de tiempo que deben aguardar para jugar la Serie Mundial
“No por mucho madrugar amanece más temprano”, reza el viejo refrán español.
No quiero agregar un elemento más a la resaca que tienen los aficionados de los Mets de Nueva York, tras la justificada celebración por la barrida en cuatro juegos que propinó su equipo a los Cachorros de Chicago, en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional. Sin embargo, por experiencia propia –y muy reciente-, puedo decirle a todos ellos que los cinco días que deberá aguardar su club para el inicio de la Serie Mundial, tal vez no es el mejor escenario.
Yo vivo en la ciudad de Detroit, y fui testigo de cómo esas prolongadas esperas mermaron el rendimiento, empuje y hasta la inspiración de los Tigres en las temporadas de 2006 y 2012, cuando llegaron a la Serie Mundial de esos años con seis y cinco días de descanso, respectivamente, para luego caer derrotados en ambas ocasiones en cinco partidos (4-1) y en cuatro encuentros (4-0).
Recuerdo muy bien que en la primera de esas temporadas (2006), los Tigres tuvieron que practicar en el techado Ford Field (el estadio de los Leones en el fútbol americano de la NFL), porque la nieve impidió que pudieran hacerlo en el Comerica Park. En esa ocasión, los Cardenales de San Luis habían superado en siete juegos (4-3) a los Mets en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional y llegaron cargados de adrenalina al llamado ‘clásico de otoño’ ante un enfriado equipo de Detroit.
En 2012 sucedió algo parecido, los Tigres barrieron a los Yankees de Nueva York en cuatro juegos (4-0), pero todo aquel ímpetu se desvaneció tras una espera de cinco días para enfrentar a los Gigantes de San Francisco, que finalmente ganaron de manera contundente la Serie Mundial en cuatro partidos, a un congelado equipo de Detroit.
Y de acuerdo con mis análisis, en ambos casos los bateadores se mostraron más afectados que los pitchers por esas largas esperas. Entonces, quizá no haya mucha ofensiva por parte de los Mets al menos en los dos primeros encuentros ante el campeón de la Liga Americana, hasta que puedan hacer sus ajustes en el plato. Te presento algunas estadísticas que avalan mi hipótesis en cuanto al bateo.
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En los playoffs de 2006, la ofensiva de los Tigres logró promedio global de .285, con siete cuadrangulares conectados y 22 carreras anotadas, cifras que en la Serie Mundial cayeron en forma dramática, al punto que el average colectivo fue de tan sólo .199, con cuatro jonrones y 11 anotadas. El pitcheo estuvo más equilibrado con efectividad de 2.25 en las series de División y Campeonato y de 3.00 ante los Cardenales.
En 2012 se repitió la historia: Detroit bateó para .291, con seis vuelacercas y 19 anotadas en los playoffs, con un cuerpo de pitcheo que dejó notable promedio de carreras limpias permitidas de 1.38, pero luego de aguardar cinco días para la Serie Mundial ante los Gigantes, la ofensiva colectiva se desplomó a .159, con tres jonrones y seis anotadas en cuatro juegos, mientras el pitcheo mostró una menos profunda efectividad de 4.11.
Y si bien es cierto que cinco de los últimos seis equipos que han tenido que aguardar cinco o más días para el inicio de la Serie Mundial han salido derrotados en esa instancia decisiva de la temporada de Grandes Ligas, también debo decir que siete de los primeros nueve que acudieron al clásico con ese lapso de espera se llevaron el gallardete. Como entenderás, las constantes son muy variables en el beisbol, aunque suene como la letra de una canción de Ricardo Arjona.
Por lo antes expuesto, al principio subrayo que me refiero a la experiencia que viví en Detroit con los Tigres, a los resultados más recientes en la Serie Mundial en casos como este y al análisis estadístico. Sin duda, el próximo martes 27 de octubre, la atención estará centrada en los Mets y en Daniel Murphy (video), quien intentará batear de jonrón por séptimo partido de postemporada consecutivo, en el primer juego del magno evento de la Major League Baseball.