El lanzador de los Cachorros concretó segundo no hit de su carrera
Hasta el final de la temporada de 2014, si alguien preguntaba por el pitcher más dominante de la segunda década del siglo XXI, tal vez había un consenso alrededor del lanzador zurdo de los Dodgers de Los Ángeles Clayton Kershaw, pero estoy convencido de que esas opiniones están divididas a raíz de la eclosión del derecho de los Cachorros de Chicago Jake Arrieta, un intimidante lanzador que el jueves 21 de abril concretó su segundo juego sin hit ni carrera en Grandes Ligas.
Hasta mediados de la campaña de 2013, Arrieta era un pitcher con balance negativo de juegos ganados y perdidos de 20-25 y con una nada halagadora efectividad de 5.46 carreras limpias permitidas por cada nueve innings, con los Orioles de Baltimore. El 2 de julio de ese mismo año, ese club lo envió a los Cachorros con el relevista Pedro Strop y además le entregó cash al equipo de Chicago, para concretar el cambio por Steve Clevenger y Scott Feldman. Imagínate, hasta dinero dieron los Orioles a los Cachorros para concretar ese canje.
Entretanto, Kershaw se erigía como el indiscutible número uno, mientras Arrieta culminaba aquella temporada de 2013 con los Cachorros, en el preámbulo de lo que estaba por venir. Jake realizó notables actuaciones en la campaña siguiente, cuando realmente se produjo su transformación. Para escribir estos apuntes, pasé un buen rato entre videos y estadísticas. Y después de ese tránsito por imágenes y números, estoy convencido de que esta “cosmonave” en forma de pitcher despegó el 2 de septiembre de 2014.
A partir de esa fecha y hasta el pasado 21 de abril, Arrieta ha sido pitcher abridor en 41 juegos para los Cachorros, para lograr marca de 29-6, ha tolerado 59 carreras, 51 de ellas limpias, para soberbia efectividad de 1.84, con 180 hits permitidos, de ellos sólo 10 son jonrones, lo cual indica que le conectan un cuadrangular por cada 29 innings lanzados; ha otorgado 59 boletos con 294 ponches en 288.1 innings, lo cual refleja un control impresionante. Sin duda, nadie tiene mejores estadísticas que él en ese período de tiempo.
Las cifras de Kershaw también son notables, logró registro de 21-3 y efectividad de 1.77 en 2014, mientras que el año pasado su marca cayó a 16-7, siendo líder en la Liga Nacional en innings lanzados (232.2) y ponches (301), pero Arrieta acaparó los titulares al sumar más triunfos (22) que cualquier otro pitcher en Grandes Ligas, alcanzar la proeza de un juego sin hit ni carrera y ganar el codiciado premio Cy Young en la temporada 2015.
Ambos han tenido un buen inicio en la temporada de 2016, pero Arrieta picó adelante con su incólume récord de 4-0 en igual número de partidos iniciados, efectividad de 0.87 y ese juego sin hits ni carreras –el segundo suyo en las mayores- que cité al principio, ante los Rojos en el Great American Ball Park de Cincinnati, donde lanzó 119 pitcheos ante 16.497 aficionados. Por si fuera poco, su ofensiva también mejora, en los primeros encuentros de 2016 conectó tres hits en 11 turnos, incluyendo jonrón de 451 pies, para promedio de .273.
Es más, si Arrieta logra una temporada similar a la de 2015, me atrevería a ubicarlo entre los pitchers de mayor consistencia en lo que va del siglo XXI, en cuya lista seleccionaría a otros lanzadores con marcado éxito desde la temporada de 2001, como Randy Johnson y Roger Clemens al final de sus respectivas carreras; el dominicano y hoy distinguido miembro del Salón de la Fama Pedro Martínez; Roy Halladay, el propio Kershaw, los venezolanos Félix Hernández y Johan Santana; Zack Greinke, Justin Verlander, Max Scherzer, David Price, Madison Bumgarner y Tim Lincecum, a quienes valoro como los más notables en los últimos 16 años.
Jake Arrieta retiró al venezolano Eugenio Suárez para el no hit no run.